La incertidumbre es una característica distintiva de la sociedad en los últimos años. Sin embargo, algunos piensan que los cambios son predecibles y pueden enfrentarse con políticas ajenas a la realidad escolar. En las recientes décadas se ha considerado necesario armar políticas desde las escuelas, cada una de ellas tienen realidades distintas y que son ellas quienes están para mejorar su comunidad al formar ciudadanos. Sin omitir el papel de los docentes ha sido determinante para que el sistema educativo logrará mantenerse, como también lo fue el rol de las familias, muy a pesar de las situaciones económicas, sociales, que vivían.
Pero, ¿cuáles son los retos de la apertura de las escuelas además de garantizar la salud? Hace poco se anunció que se alargará un mes más el siguiente ciclo escolar, por ende deberá existir la posibilidad que el curriculum evite mantenerse cerrado a las necesidades actuales de los alumnos. Existe una gran lección que dejó la pandemia reciente. La propuesta curricular debe retomar las vivencias de la sociedad y ser más claro en el perfil deseado, que, sin duda, es la formación de la ciudadanía. Es posible que la estrategia implementada de años atrás no estaba funcionando. Por otro lado y no menos importante, porque no sólo se trata de propuestas, sino que el sistema educativo se comprometa a atenderlo. Lo común ha sido que la propuesta va por un lado y por el otro va la administración. Un ejemplo es que durante estos meses la preocupación era demostrar que los docentes atendieran a sus grupos, sin pensar en lo que la comunidad estaba viviendo, y no sólo la cuestión de salud, sino lo económico, lo cultural y con gran fuerza lo emocional. Si la autoridad sigue haciendo políticas desde la estadística poco cambio vamos a observar; sobre todo en estos últimos años que las evidencias son sinónimo de cumplimiento.
El tercer desafío está en lo pedagógico, es urgente formar a los docentes para un nuevo escenario, el regreso a clases no será una nueva normalidad, se caracterizará por la incertidumbre en la complejidad escolar. Por lo que debemos voltear hacia las teorías pedagógicas que contribuyan al análisis y permitan prever escenarios inmediatos para la práctica docente; también servirán para retomar la práctica docente actual para conformar una nueva práctica que corresponda a nuevos escenarios de aprendizaje. Esperando que las jornadas de capacitación previstas antes de comenzar el ciclo realmente atiendan este desafío y no se limiten a pedirle al profesor que reorganice la malla curricular que se ha vuelto un lugar común en esos espacios denominados consejos técnicos.
Por supuesto que en el marco de la complejidad hay otros factores que no se deben descuidar en el regreso a clases, como el financiamiento, la infraestructura, la relación con las madres y padres de familia, entre otros; pero habrá otro espacio para ampliarlos.
Por último, compartimos un análisis interesante sobre esta temática, dónde participan analistas educativos, organizaciones sociales y autoridades de la ciudad de México, donde puede ayudarnos a visualizar un poco más el panorama no sólo en la ciudad de México, que es un sitio privilegiado, no así el resto del país.
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