Tiempo atrás... la evaluación en educación básica se realizaba en las boletas de calificaciones; dónde "aprobabas o reprobabas". Así de simple. Incluso recuerdo, que el "prestigio" de los profesores se basaba, entre otras cosas, en cuántos alumnos reprobabas; mientras más, mejor (seudo) pretigio.
Desde siempre la evaluación ha sido una acción muy compleja para determinar quién "pasaba" de grado escolar. En los ochenta, los factores que provocaban la deserción y reprobación, eran de índole social, según varias investigaciones realizadas en ese momento. A la fecha cada vez hay más factores que son considerados como factores situacionales en la reprobación de un alumno.
Para este ciclo escolar en la educación básica de México, las boletas dejaron de serlo, para convertirse en Cartillas de evaluación, también los resultados no serán sólo dos, sino tres: promovidos, no promovidos y promovidos con condición. Con este esquema se pretende reducir reducir las deserción.
Cuando una alumno es promovido con condición se genera un pacto más con los padres de familia. Donde ellos se comprometen a trabajar más con su hijo para evitar bajar su rendidmiento y estar más al pendiente de su aprovechamiento. La verdad, me recuerda, décadas atrás, cuando un niño iba a "reprobar", entonces el maestro le decía a la madre del alumno, "... en vacaciones tiene que regularizar a su hijo porque si sigue igual se bajará de grado" Creo que ahora sólo se insitucionaliza.
Reprobar o no promover a un alumno no depende de una desición final, sino de una evaluación formativa, situación que nos hace pensar que el maestro la llevo a cabo, ¿y si no?.
Para las autoridades educativas, la cartilla pretende evitar la deserción, pero será ¿la estrategia adecuada? Sin duda es importante hacer una revisión formativa de las prácticas de evaluación que realizan (continúan) los docentes en las aulas, y no sólo desde los escritorios (de las autoridades o especialistas, que hace rato desconocen los espacios escolares).
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