En la entrada anterior del blog, se expuso sobre los efectos que se producen en los docentes por su ejercicio al transcurso del tiempo. Ahora les platico de un síndrome característico por altos niveles de agotamiento, baja realización en su trabajo y altos niveles de despersonalización en los docentes: Síndrome de Burnot. En México, se han realizado algunas
investigaciones en maestros de educación básica, donde la antigüedad se asocia a este síndrome: el constante contacto con los niños. Llama la atención que otro factor asociado es la escolaridad: "... el docente al estar más preparado académicamente percibe por este hecho que tendría más posibiliades de promoción profesional y al no lograrlo puede afectar su autoestima y sus relaciones laborales y esto le puede generando el síndrome". Carrera magisterial no ayuda, dicen. Lo mismo sucede con la maestra, cuando no prescinde de sus roles sociales, cumple con una doble jornada: "La presión de las tareas hogareñas nunca se olvida..."
Otro
texto encontrado en la red, hace referencia en los docentes de nivel bachillerato en México (CCH), donde este síndrome, característico de una sobre carga crónica de estrés se traduce en actitudes y sentimientos negativos hacia los alumnos.
Otro
artículo publicado en el 2004, expone algunos hallazgos e investigaciones sobre el síndrome a partir de causa sociodemográficas, organizativas y de personalidad. Los autores exponen su inquietud sobre bajas laborales en los profesores de tipo psiquiátrico.
Así más vale descansar en los tiempos establecidos.
2 comentarios:
Ya lo creo que las mujeres son las que más sufren de este síndrome, además de su entrega en el trabajo laboral, también lo hacen en su trabajo con la familia. Además de todo esto lo que más desgasta es la persión del llenado de papeles que solicitan en supervisión, que al final de cuentas no son reales, sólo hay que cumplir con una estadística por que la realidad se refleja en la pedagogía de lo cotidiano. ¿No se así?
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